Pablo nos dijo en 1 Tesalonicenses 5:17-18
Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Yo concibo este mandamiento como algo casi imposible, aunque conozco que “Ninguna cosa será imposible para Dios”.
He pensado muchos de las palabras arribas de Tesalonoicenses 5. He intentado comprender como un hombre podría, en realidad, vivir por este mandamiento. Todavía no entiendo. Me parece requerir la forma más alta de piedad. No obstante, he aprendido un poco más de oraciones en general por mis esfuerzos de orar más, y deseo compartir cosas que, desafortunadamente, me requerían 45 años para aprender.
Primeramente, el obstáculo que me prevenía orar más ha sido la creencia que mis oraciones no serán respondidos. No valen la pena. El Creador del Universo no le interesan mis palabras. O, quizás no exista dios y, entonces, solo hablo conmigo. Aunque profesamos que dios y su hijo Jesús existe, a menudo no comportamos como creemos así, y un golpe duro a mi ego era la epifanía que una falta de oraciones evidencia una falta de fe y, es imposible agradar a dios sin fe.
Entonces tomo el rumbo de corregir este desequilibrio entre mi fé y mis acciones. Decidí orar más. Empecé por hablando mis palabras, y, por supuesto, yo continúo orar así porque hablar es tener la oportunidad de compartir con dios en cualquier momento. Siempre podemos abrir nuestras bocas.
Además, probo otra cosa. Empece a escribir mis oraciones, en inglés, y español. Como escritores saben, escribir es una oportunidad de capturar, y hacer más durables, ideas con palabras más precisas en comparación de lo que producimos solo por nuestras lenguas. Los dos son efectivos. Los dos evidencian nuestros esfuerzos de vivir por el mandamiento Pablo nos avisó. Pero, como escritor, he descubierto que escribir oraciones es un manantial profundo de gozo, de alivio, y de cambio.
Si, no todos mis oraciones son contestados como prefiero. Se que mi pecado me causa pensar egoístamente. Mis prioridades no son los de dios. A veces su falta de contestar me causa dolor. No obstante, yo esforzarme adelante porque, dios también los contesta.
Aunque no diría que el Creador no hizo caer mucha lluvia en Arizona este verano debido a mis oraciones, yo puedo decir que oraba y oraba por exactamente eso. Los monzones han sido excelentes. La tierra de Arizona resplandece con luz verde. El amenaza de incendios ha sido extinguido. Entonces, estas bendiciones me animarán a orar más y más. Otros ejemplos que me proveía paz, valor, gozo, entendimiento y sabiduría también me han animado, más y más.
¿Pero orar de que? Cuanto más oro, más me doy cuenta de que necesito acercarme al Creador del Universo con reverencia. Mis oraciones necesitan mostrar esta reverencia, que me causa reflexionar mis razones de hablar con dios en primer lugar. Eso no es decir que nuestro relación personal con Jesús requiere la formalidad entre reyes y peones. Dios es nuestro padre santo, y nos ama. Pero reverencia requiere humildad, y yo necesito humildad en abundancia. El hecho de escoger mis palabras con precisión, antes del Todopoderoso, es un hecho pequeño para intentar a desinflar mi ego, y verme como soy, como dios me ve.
La realidad es que estoy llegando a un punto que me causa considerar, profundamente, todas las decisiones que he tomado como adulto. Me pregunto cuáles esfuerzos míos valen la pena. No puedo ver el abismo entre mi voluntad y la voluntad que dios tiene para mi vida. Especialmente debido al asombroso nivel de malevolencia abierta que hemos visto crecer en solo en los dos años pasados, pretendo ver este abismo más claramente, y lo estrechará, con una diligencia que nunca tenía antes. La herramienta para cumplir eso es orar.
Conocer la auténtica voluntad de dios – libre de la suciedad y mugre de nuestras imaginaciones – requiere esfuerzo. No escuchamos su voz por arbustos en llamas como Moisés. Es probable que solo podremos entender su voluntad pura en su presencia en el cielo. Entonces sufrimos por entendimientos falsos, y abrazamos valores del mundo sin darnos cuenta de que hacemos eso.
Pero orar, con reverencia, con humildad, con la fe que dios nos escucha, y nos contesta, me ayuda darme cuenta de mis errores y pecados. Me ayuda ver el abismo más claramente. Me ayuda abandonar los valores del mundo, poco a poco. Ya no más quiero deambular sin dirección. Busco propósito y convicción.
Quiero andar en la fe, sin lo cual es imposible a placer a dios. Quiero servir a dios con afán. Quiero pasar eternidad en su presencia.