Hace casi veintidós anos. Era Mayo en el ano de nuestro Señor 2000. Tenia veintitrés anos.
Deje un trabajo en Tulsa, Oklahoma en abril. Regrese a Dallas para hacer un nuevo rumbo a mi vida como entrenador de fútbol americano y también como un maestro de, pues, no sabia entonces. Sin embargo, una cosa yo sabia con todo mi corazón: iba a viajar a Europa.
Deje este trabajo con un cantidad de dinero que no tenía nunca antes en mi vida joven. No era mucho en comparación de estimaciones presentes, pero brilla en como un montón de oro en mis ojos, y el prospecto de viajar por un continente lleno de maravillas era un tentación que no pude resistir. Europa era la tierra de un mil de aventuras, y como una flecha liberada de un arco, no tenia ningún otro rumbo.
Adonde debo ir? Sabia que querría visitar España, especialmente Barcelona, la área de donde proviene mi apellido. Pensaba mucho de viajar a Amsterdam, para fumar algo que me gustaba en estos anos. Pero, primeramente, me sentía el impulso de visitar París, que era un centro cultural para siglos. Seguramente valdría la pena visitar la Ciudad de Luces.
Entonces, volé desde Dallas en Mayo 2000 a Charles Du Gaull aeropuerto y llegue allí el día siguiente. Mi emoción era muy alto. Iba a visitar un otro mundo, un otro universo. Todavía doy gracias a dios por momentos como este.
Sin embargo, mi razón de escribir esta entrada no es para hablar de las maravillas de París, y como ellas han inspirado a millones de personas por su historia. Si, tales maravillas existen. Si, me dio cuenta de que su cultura fue formado en parte por un genio de intelectuales y artísticos que no desempeñaba un papel similar en el desarrollo de la cultura de Texas.
No. Una otra cosa me que me inspiró, o, como yo dije, humilló: que yo tenia que hablar en inglés todo el tiempo.
Jóvenes están llenos de inseguridades. A meundo jóvenes, especialmente machos, especialmente machos de Texas, se sienten el impulso de probar su hombría por su fuerza, su inteligencia, sus hazañas, etc. Eso se debe a que temen que el mundo todavía ve a machos jóvenes como niños que tienen que aprender mucho de como funciona el mundo – al menos era el caso conmigo a veintitrés anos.
Entonces, como hombre joven, yo estaba lleno con el deseo de demostrar mi hombría americano a personas de una tierra muy extraño. Si, esta suena como pura estupidez, y es así. Pero puedo garantizar no fue el único hombre americano de entretener tales nociones en su primar excursión por Europa, especialmente por Francia.
Y, después de unos horas tales nociones se desinflaran casi enteramente.
Sí, la rudeza de un asistente de pasajeros al aeropuerto, quien ignoro mis cuestiones sobre cual tren me tomaría al centro de París – aunque su único propósito era responder a tales preguntas – me hizo pensar que hice algo grosero, y esto me hizo sentir estúpido.
Sí, mi incapacidad de encontrar mi ubicación en las calles de París, porque no pude encontrar los letreros con los nombres de los calles, me causo perder los estribos con un improperio fuerte sobre madres, aunque los letreros estaban emplazado en las equinas de edificios, y no en las equinas de las aceras. Esto también me hizo sentir estúpido.
Sí, el momento en la cual una mujer francés me regañó por tumbandome en el suelo de la Oficina Turística, descalzado como Fred Flintstone porque acabe de quitarme las sandalias para ponerme mis zapatillas, mientras esperaba consejo sobre habitaciones, me hizo sentir estúpido, y humillado, como debería haber sido.
Pero lo mas humillante era que tenia que usar inglés todo el tiempo. Me di cuenta de que yo era un turista típico americano.
Americanos a menudo viven dentro de un burbuja. No se dan cuenta que el mundo fuera nuestras fronteras es, a veces, indescriptiblemente diferente. No se dan cuenta de qué tan grande puede ser el cambio en la cultura debido al idioma, y debido a la edad de la cultura. Ademas, no se dan cuenta que el inglés que Americanos escuchan en tierras extranjeros es la segunda o tercera lengua de cualquier persona en la calle, no su primero.
Insultar a americanos no es mi intención arriba. Yo la digo porque este descripción me reflejaba en este periodo de mi vida.
Aunque había pasado tiempo en México anteriormente, me parecía que la mayoría de los mexicanos no hablaba inglés. Entonces los mexicanos no me humillaron porque yo era como ellos: conociendo una sola lengua. Pero un montón en París hablaban inglés, especialmente jóvenes como yo, y esta me humillo muchísimo.
Si, conocía más español que la vasta mayoría de los gringos en los estado unidos. Pero no pude decir que hablaba español con fluidez. No pude tener conversaciones. No pude leer docenas de paginas de un libro. No pude vivir en un país hispanohablante sin utilizando inglés a menudo.
Entonces, en mi primer día en Europa, estas revelaciones me mostraron la insuficiencia de educación. Hablar, escribir, leer y escuchar en una otra lengua eran cosas inimaginable. No es exageración decir me sentía humillado.
Pero humildad es una buena cosa. Tengo que dar gracias a París por este regalo. Y, desde entonces, me dedicaba a aprender por lo menos una lengua extranjera: español.
Ha valido la pena todo el tiempo. Explicaré porque mas adelante.